Ahora y gracias a las importaciones, podemos encontrar casi cualquier fruta que se te ocurra durante todo el año. El otro día el frutero de la tienda donde acostumbro a comprar los ingredientes para cocinar, me regaló una bandejita de fresas y tuve una idea genial para sacarles partido, ya que la cantidad de fresas no era suficiente para preparar un postre y tampoco eran suficientes como para compartirlas con todos los que somos en casa. Así que se me ocurrió esta fantástica idea. Preparar un refrescante agua de fresas y de este modo todos podríamos probar estas riquísimas fresas que me habían regalado.
Os diré que este agua es una delicia y sorprende el hecho de que el sabor que aporta la fresa es realmente sutil, lo que convierte este agua en una bebida perfecta para degustarla en cualquier momento.