Este que os traigo hoy es de esos platos que desaparecen de la fuente nada más salir del horno. Esperan lo justo para no quemarse porque desde el mismo momento en que el hojaldre comienza a desprender su característico aroma a través de la ranura de la puerta del horno, el la puerta de la cocina parece formarse una cola a la espera de que se terminen de cocinar de estas fantásticas espirales de hojaldre y carne. Creerme además que no tienen complicación alguna y sirven tanto como un aperitivo como de plato principal acompañado de una ensalada fresquita o de cualquier plato de verdura que se te ocurra.